El grosor de la correa es temible como podeis ver, tanto en
su parte larga como en la corta.
Es un cuero duro, muy duro y esta reseco, las posibilidades
de que se parta al forzar un pliegue o al taladrar demasiado cerca del canto
son altos pero la piel bien lo vale, es francamente especatacular.
A falta de los detalles finales la correa se muestra como lo
que es, un monstruo, dura, vieja, arañada, pero con un alma que hace que
cualquier defecto se acabe pasando por alto.
Finalmente esta preparada para el ultimo tratamiento de
engrase que igualara los colores y las texturas sin matar la belleza de la piel
y la patina que cada minuto de su vida le ha ido dando .
Y este es el resultado, un par de fotos de una de las
correas mas bonitas que he tenido el placer de hacer en mi vida, una bestia
pero con alma.
Espero que la disfrutéis tanto como yo.