Al final, el monedero no funcionaba, era demasiado abultado,
muchos pliegues y demasiadas costuras.
En ocasiones lo mejor es dejar de mirar en la dirección en la que estamos cometiendo el error y buscar un rumbo nuevo, así que me he pasado
al minimalismo.
A veces, casi siempre, menos es más.
Este es el resultado:
Espero que sea de vuestro agrado.