sábado, 11 de febrero de 2012

Una joya

 Sin mas palabras...
Este es el resultado de la entente entre el amigo Álvaro, genial joyero y de la dudosa habilidad de este que escribe.
 
Siempre tuve la idea de hacer algo especial, algo que fuese único, exclusivo. Pero sin que lo fuese por escasez o rareza. Todos sabéis que no me gustan las correas de “piel de oreja de chimpancé enano del Caribe” o cosas así, tenemos suficientes tipos de piel magnifica y a nuestra disposición como para arrancársela a una anaconda o vaya usted a saber que pobre animal que vive tranquilo en su selva.
A lo que íbamos… Tengo contacto con Álvaro por nuestra común afición a los relojes y su profunda sabiduría sobre el tema, es un poco mi maestro. Es quien se encarga de que no diga “la cosita esa de hierro que tiene dos piedrecitas en las puntas para hacer tic,tac” y diga ancora o el que me resalta datos inescrutables para un ojo no entrenado como si le falta un tornillo en la contrapiedra a un reloj vintage. Bueno, pues ese señor además es un joyero con mayúsculas, no es algo que yo diga sin mas, podéis ver su blog aquí y juzgar vosotros mismos:
También estas ya viendo que es lo que le pedí, y que es lo que hizo…
 
Le pedí una copia de las primeras hebillas que llevaron los primeros Panerai, eran de bronce con un baño  plateado, esplendidas como todo lo que salía de la fabrica de Florencia. Álvaro las reinterpreto, hizo a su antojo y de sus manos mágicas salió la hebilla de plata que estáis viendo.
 
Tenia una correa preparada para ponerle, pero en el momento en quela hebilla estuvo en mis manos pensé que nada podría hacerle justicia. Finalmente opte por colocarla en la que esta ahora siempre tras consultar a Álvaro. A mi entender muestra mas su carácter original y fiel al pasado. Y sobre todo resalta la belleza de la plata contrastando con el carácter basto de la factura de la correa que pese a todo es suave y muy elástica como corresponde a una hebilla de esta categoría.

Estoy francamente emocionado por haber tenido la oportunidad de poder  poner cuero a esta verdadera joya.
Podéis comprobar la factura de la hebilla en detalles como los agujeros pasantes para el pasador, el facetado perfecto y otras cosas que por mi incapacidad como fotógrafo no se aprecian en toda su plenitud, como el cepillado o las marcas de joyero de la parte posterior.
 

Seguramente  os parezca tan espectacular como a mi. Desde el momento en que la tuve en las manos ya temí que llegase el día en que tuviera que separarme de ella…
Sigo sin palabras ante tanta belleza, Sólo quiero dar las gracias a Álvaro por haberla puesto en mis manos y mostrar mi admiración por su maestría.

Espero que os haya gustado.